¿Podemos mejorar el registro de horas en el taller?

Tras un accidente a fin de año, llevé mi vehículo al taller de la concesionaria donde compré mi auto. Una vez revisadas las reparaciones necesarias (ópticas y frente), con el asesor comenzamos a conversar sobre temas más triviales. En un punto de la charla me contó que tenía “un montón de planillas de horas pendientes para pasar”, y que por eso no estaba con ánimos para pensar en las vacaciones del verano.

Eso me hizo acordar a otro caso parecido; un jefe de taller que se jactaba de tener un sistema de medición de horas innovador y sin usar papel. Los mecánicos, al final del día, anotaban las horas, de forma manual, pero en una pantalla. En ambos casos se repetía una misma situación evidente: tiempo dedicado a cargar manualmente información, con todos los errores e inexactitudes que eso conlleva. Otro de los tantos casos donde opera la ecuación de la improductividad. 

Tiempo por el que se paga para una tarea que no se factura.

En la industria automotriz, es cada vez más importante detectar esas situaciones improductivas y entenderlas no como una culpa por la que cargar, sino una oportunidad para corregir. Si estás dedicando más tiempo en compilar información que en analizarla, o si estás dudando si la información cargada es 100% verídica, estás dejando en segundo plano el valor estratega de tu rol. 

La diferencia entre un parche y una solución

El verdadero control de los tiempos del taller tiene tres pilares: 

  • Debe ser real, confiable y verídico. 
  • Debe registrarse en tiempo real. 
  • Debe generar conclusiones para tomar decisiones. 

Hay diferentes parches e ideas para abordar alguno de estos puntos: se puede estar persiguiendo a cada operario para que cargue correctamente cada dato, o se puede estar recorriendo el taller las ocho horas cargando información, o, como hacia el asesor, invertir días enteros a cargar datos en planillas para sacar conclusiones tardías. En cada caso, el invertir esfuerzo en uno de los puntos, hace que los otros dos se desequilibren.

Las soluciones reales, como la que puedes encontrar en este enlace, son las que buscan el equilibrio de los tres puntos. Solo de esta forma se puede estar tranquilo o tranquila de que la información está siendo cargada, que es real y que sirve para algo. 

La diferencia entre “es para mejorar” y “es para controlar”

Cuando se implementa una herramienta como Reloj de Trabajos, ya sea una para medir mejor en el taller o enfocada en cualquier otro departamento, es esencial lograr que todo el equipo la adopte. El éxito está íntimamente relacionado con que esa herramienta pase a formar parte del hábito de cada rol. Por eso, en estos casos, es clave la comunicación clara y real del porqué de incluir estas herramientas. 

En un caso en el que me tocó trabajar, por ejemplo, costaba el uso de la herramienta porque se la veía como un vigía constante en el taller.

El problema no era la herramienta, sino la forma en que se la comunicaba. Se logró mejorar la adopción tras demostrar que el objetivo era, en realidad, detectar capacitaciones necesarias, mejorar la infraestructura, eliminar las demoras relacionadas al stock, invertir en más herramientas, implementar programas de incentivos, etc. No se buscaba castigar al menos eficiente, sino lograr que todos tuvieran las mismas condiciones para ser igual de eficientes. 

Volviendo al principio de la historia

Este artículo surgió tras esa charla con el asesor que, quizás, aún sigue completando planillas del mes pasado, y simplemente tiene el objetivo de que nos preguntemos, sin importar el departamento o el rol, lo que más tiempo y esfuerzo nos lleva, ¿es lo que realmente esperan de mi posición?