Conocer sus beneficios es la clave para comercializar vehículos eléctricos 

Los nuevos hábitos junto con la adopción de nuevas alternativas de movilidad cero emisiones, están cambiando las formas de comercialización hacia un modelo centrado en el uso de energía eléctrica. 

Cualquier persona que haya comprado un vehículo eléctrico podría afirmar que ofrece una experiencia diferente a la de uno convencional, pero, en muchas ocasiones, se comercializan de la misma forma que los automóviles a combustión. 

¿Qué debería conocer el próximo vendedor de vehículos eléctricos? 

El vehículo 

Las diferencias entre un vehículo eléctrico y uno de combustión son muchas, empezando por sus componentes, ya que un vehículo eléctrico no usa aceite de motor, ni filtros, ni se le rompe la correa de distribución o el embrague… Para ofrecer una dimensión aproximada, un vehículo a combustión tiene entre 60 y 70% más de piezas que uno eléctrico, y muchas de ellas de desgaste. Además, los neumáticos y los frenos de los vehículos eléctricos sufren menos debido al sistema de frenos regenerativos.  

Batería y beneficios económicos

Al margen de las características de equipamiento y diseño, asesorar sobre cuál será el retorno en la reducción de gastos de combustible y mantenimiento, resulta una interesante ventaja comparativa. 

Por ello, es importante conocer y tener en cuenta la autonomía de los vehículos para cubrir las necesidades habituales de kilómetros diarios, y cuál es la capacidad y duración de la batería, la cual está relacionada con su consumo. Ésta se mide en kilovatios-hora (kWh) y cuanto más kWh tenga, mayor será la cantidad de energía que podrá almacenar.  

La movilidad eléctrica

El consumo se mide en kWh cada 100 kilómetros y supone un dato clave para conocer la eficiencia del vehículo, así como, por supuesto, para saber si gastaremos menos dinero recorriendo una misma distancia. 

En cuanto a la duración de las baterías, dependerá de muchos factores como el tipo de conducción, la zona geográfica, clima, mantenimiento, los hábitos de recarga, entre otros. El promedio de vida útil de una batería es de ocho años para vehículos livianos. 

Incentivos 

Asimismo, a la hora de ofrecer un vehículo eléctrico resulta necesario tener datos sobre los incentivos y beneficios a la compra que el país ofrece para promocionar su comercialización, hecho que representa una oportunidad dentro del proceso de negociación y venta. 

Recarga 

En lo que se refiere a la recarga, resulta de gran valor conocer los distintos tipos de conectores y funcionamiento de cada uno, como así también informar sobre los hábitos de carga, especialmente doméstica.  

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Seguros 

Por otro lado, es habitual que un potencial comprador necesite información sobre el seguro, considerando que la póliza tendrá deducibles y/o precios diferenciados de acuerdo con una tecnología diferente de este tipo de vehículos. Por ejemplo, el estado y garantía de la batería, y los distintos componentes y de seguridad, significan un cambio en las condiciones de aseguramiento. 

Conclusión 

Sin dudas, la movilidad eléctrica está demandando cada vez más personal capacitado en diversas áreas, para lo cual adelantarse y subirse al cambio, se convierten en la mejor estrategia comercial con visión de futuro.

Acerca del autor

Diego Cosentino
Consultor en Movilidad Sostenible / e-mobility

Con más de 20 años de experiencia en el sector automotriz, ha ocupado cargos de mandos medios y gerenciales en empresas y organizaciones internacionales junto a equipos multiculturales. Con responsabilidad en la gestión del área de la movilidad ha liderado la implementación de diversas acciones de comunicación y modelos de negocios a través de los cuales logró concretar alianzas efectivas con diversos actores del sector privado.